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Carta de bukowski a Martinelli



 29 de abril, sesenta y uno, estados nidos


Sí, Shed:
Dile (...) que soy un viejo silencioso que bebe cerveza por galones porque le faltan tripas
la gente que viene a verme (e intento que no ocurra tal cosa) dice lo mismo que el poeta William Pillin,
vaya, creía que eras MÁS JOVEN...
o como una mujer con la que viví:
dijo:
no sé, creía que serías más...
¿Más QUÉ?
¡Bueno, más fogoso! o algo así. Al leer tus poemas me pareció...
No entienden que un hombre puede estar sentado en una silla parpadeando igual que una rana sobria y es un lento filtrarse de la luz, hacia el interior... y si alguna vez por fin te pones histérico como toda criatura debe hacer al cabo cuando los nervios están a flor de piel... corren al amante secreto para hablarle de la bestia.
;;;este cabezón no quiere leer; lucho a brazo partido con cantidad de mierda en otras partes, y tengo que establecer mis propias leyes para las horas en que no trago mierda para así poder respirar.
Charles Bukowski

 


Relámpagos en la oscuridad

A partir de 1960 y en los siguientes siete años, Charles Bukowski y la crítica y modelo Sheri Martinelli, musa y amante del poeta Ezra Pound, mantuvieron una correspondencia en la que los dos personajes se dijeron de todo. Martinelli, entonces editora de la revista Anagogic & Paideumic Review, con sede en San Francisco, al recibir un texto del autor de Factótum, no sólo lo rechaza sino que le recomienda leer a los clásicos para adquirir brío en sus versos. Por supuesto, la respuesta de Bukowski estuvo llena de epítetos contra la recomendación y los recomendados de Martinelli.
Más adelante, el intercambio epistolar se enriqueció con diversos temas, desde el arte hasta la política. Sin embargo, el tono altanero y belicoso del bardo angelino destella en ocasiones como un relámpago en un cuarto oscuro.

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