Cientificos locos:Johann Konrad Dippel, el verdadero Doctor Frankenstein
Este teólogo y alquimista alemán, como muchos de sus colegas de la época, buscó el elíxir de la vida eterna y, según la leyenda, intentó crear vida artificial y fue ladrón de tumbas. Dippel nació en el castillo Frankenstein de la ciudad de Darmstadt, Alemania, motivo por el cual firmaba como Frankensteinensis. Inventó el ‘aceite Dippel’ hecho a base de huesos, sangre y otros fluidos corporales de animales, que destilaba en tubos de acero con la intención de crear una medicina universal; aunque el aceite sólo funcionaba como estimulante, se vendió durante muchos años. Experimentaba con cadáveres, los cuales hervía para luego estudiar sus partes, siendo un buen anatomista. Intentó por mucho tiempo transferir el alma de un cuerpo a otro; por su nombre y actividades existe la teoría de que fue él quien inspiró a Mary Shelley a escribir la novela Frankenstein, Dippel nació el 10 de Agosto de 1673. Era hijo de un pastor luterano, y estudió teología en Giessen en 1693. Publicó varios libros bajo el pseudónimo de Christianus Democritus, en los que discutía que la religión no debía ser un dogma, sino basarse en el sacrificio y el amor al prójimo. Sus teorías le obligaron a huir de sus detractores a través de Holanda, Alemania, Suecia o Dinamarca.
Llegó a predicar en Estrasburgo, aunque en la ciudad se dedicó principalmente a aprender alquimia y quiromancia. Sus experimentos para realizar tintes le llevaron a descubrir en 1704 el color azul berlín junto a Heinrich Diesbach, con el que creó una fábrica textil en París. En 1711 se graduó como médico en Leiden.
Sus intentos de conseguir el sueño alquímico de convertir el plomo en oro, encontrar el elixir vitae o la piedra filosofal eran a veces plasmados en documentos firmados como Konrad Dippel Frankensteina, tras comenzar a realizar sus experimentos en el Castillo Frankenstein.
Pero lo que acrecentó la leyenda negra de Dippel fueron unos experimentos más oscuros. El científico machacaba órganos y huesos animales, que luego filtraba en tubos de hierro. De esta forma creaba el "Aceite de Dippel", que según él prolongaba la vida hasta más allá de los 100 años. Dippel costeaba sus estudios vendiendo el maloliente líquido (que no era realmente sino un estimulante) a los lugareños.
Dippel intentaba mejorar su fórmula constantemente. Para ello, terminó robando trozos de cadáveres del cementerio local. Entre varios de esos miembros humanos fue encontrado su propio cuerpo el 25 de Abril de 1734. Johann había estado probando la última mezcla de su aceite, que resultó ser letal. La espuma que asomaba entre los labios de su cadáver le delataba.
La gente del pueblo prefirió otra versión: Dippel había firmado un pacto con el diablo para evitar la muerte, y éste se había llevado su alma arrancándosela a través de su boca. .
0 comentarios