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Los excéntricos hermanos Collyer

Los hermanos Collyer, la obsesión que los llevó a la muerte


Conocidos por albergar 103 toneladas de basura, entre la que se incluían miles de periódicos, coches de bebé, comida caducada, arañas de cristal, peladores de patatas, una colección de pistolas, bolas de bolos, órganos humanos, diversos instrumentos (incluidos 14 pianos y un clavicordio), banderas e incluso una máquina de rayos X, entre otras cosas.

Ellos son los hermanos Collyer, Homer y Langley, dos neoyorquinos de familia acomodada nacidos a finales del siglo XIX y que se toparon con la muerte a mitad del XX.

La historia comienza a principios del siglo XX. Mientras se sucedía la Primera Guerra Mundial, el barrio de Harlem se hizo más conflictivo provocando la huida de las familias acomodadas y empobreciendo la zona. Ante el peligro, los Collyer decidieron recluirse. Reclusión que se hizo más extrema cuando murió su madre. Entre los vecinos surgieron rumores de que escondían una gran fortuna en la casa, lo que propició las visitas nocturnas de los ladrones. Para ello Homer, que era ingeniero aunque se definía como inventor, colocó trampas para evitar estas entradas indeseadas.


Esta situación se repitió durante años hasta que dejaron de dar señales de vida. Fue el 21 de marzo de 1947 cuando la policía decidió entrar en su casa, sin embargo, la puerta estaba bloqueada. Despues los bomberos probaron a entrar por la ventana corriendo la misma suerte. Finalmente, se hizo un agujero en la azotea del edificio y se descubrió como los cuatro pisos de la vivienda estaban llenos de basura. Tras seis horas de búsqueda encontraron el cadáver de Homer que estaba sentado en una silla.

Hasta ese momento nadie sabía el paradero de su hermano Langley. Incluso había rumores que decían que lo habían visto pasear por Atlantic City. Estos rumores desaparecieron cuando el 8 de abril se encontró su cadáver roído por las ratas a pocos metros de su hermano. Al parecer activó una de las trampas anti-ladrones provocando que una pila de libros y periódicos se le cayera encima. Antes de morir, Langley cuidaba a su hermano que se había quedado ciego. Tenía la esperanza de que recuperara la vista, por eso le daba 100 naranjas a la semana, lo que consideraba un método infalible. Además, guardaba los todos los periódicos de las últimas tres décadas para que su hermano los leyera cuando pudiera ver. Homer, como no podía valerse por si mismo, murió de inanición tiempo después.

Entre los objetos que guardaban había:
  • 191.625 periodicos
  • 14 pianos (2 grandes y en posición vertical)
  • Un clavicordios
  • Banjo
  • Violines
  • Cornetas
  • Acordeones
  • Una máquina de rayos X
  • Arañas de cristal
  • Peladores de patatas
  • Comida caducada
  • Banderas (6 estadounidenses y una británica)
  • Retratos pintados
  • Coches de bebés
  • Paragüas
  • Bolas de bolos
  • Rastrillos
  • Tres maniquis
  • Estufa de queroseno
  • 250.000 libros (incluidos miles de libros de medicina, ingeniería y unos 2.500 de leyes)
  • Resortes de camas oxidados
  • Un tablero
  • Tapices
  • Relojes
  • Tejidos
  • Un gramófono
  • Órganos humanos en frascos
  • Material quirúrgico
  • Ocho gatos vivos
  • Cuerdas
  • El arcón de la señora Collyer
  • Bicicletas oxidadas
  • Esqueletos de caballos y vacas
  • Animales en jarrones de cloroformo
  • Armas (ametralladoras, balas de tanque y lanzagranadas)
  • Una silla para niños
  • Un caballete de aserrar
  • Un chasis retocado por Langley
Nacidos en una acomodada familia del Harlem a finales del siglo 19, cuando este barrio aun era exclusivo, fueron a la universidad y se graduaron con altos honores convirtiéndose Homer en un ingeniero, aunque el prefería ser inventor y pasaba todo su tiempo libre construyendo raros aparatos, y Langley en un abogado. No obstante, tras el paso de la Primer Guerra Mundial y la urbanización de New York, el Harlem se fue empobreciendo y los crímenes y delitos comenzaron a subir a medida que las familias acomodadas comenzaban a abandonarlo. Tras la muerte de su madre ambos hermanos quedaron desolados y decidieron no abandonar su casa familiar bajo ningún motivo.

Prontamente su temor a los cambios sociales en la zona los llevó a volverse extremadamente reclusivos, al punto de construir todo tipo de trampas y aparatos en el edificio. Al no pagar los impuestos quedaron desprovistos de luz, gas y agua. Sin embargo, rápidamente improvisaron un motor de auto conectado a varias baterías para proveerse de energía y realizaron un profundo túnel para obtener gas y agua de las tuberías del edificio. Por las noches Langley salía a recolectar todo tipo de cosas de la calle y a buscar comida. Cuando su hermano Homer comenzó a perder la visión, Langley, decidió que éste se curaría gracias a ingerir 100 naranjas a la semana y, previniendo el momento en que recuperara su visión, comenzó a juntar una cantidad monumental de periódicos para que se pusiera al día con las noticias llegado el día.
Tanto encierro llevó a que los vecinos creyeran que éstos vivían cuidando una gran fortuna, razón por las que varias veces intentaron invadir su departamento a la fuerza solo para encontrarse con un sin fin de trampas y bizarros mecanismos anti-invasores construidos por Homer.

El desenlace
Tras no tener noticias de los ancianos por varios días la policía decidió entrar a su domicilio el 8 de Abril de 1947. Para su asombro encontraron a Homer muerto en el piso. Sin embargo no había señales de Langley. Incrédulos de sus ojos llamaron a sanidad pública para sacar la basura. Entre los ítems dispersos encontraron, entre otras cosas, desde una máquina de rayos-x, varios pianos, un gigantesco órgano de iglesia, esqueletos de caballos y vacas, órganos humanos y animales conservados en jarrones de cloroformo, cientos de miles de libros y periódicos, cientos de litros de kerosén y, material quirúrgico, partes de autos, cientos de herramientas y material eléctrico y, ante la mirada atónita de los removedores, un arsenal de armas que iba desde ametralladoras de alto calibre, balas de tanque y hasta lanza granadas “suficiente armamento como para iniciar una pequeña guerra” según las palabras del comisionado de policía. Al cabo de 4 semanas de remoción de basura el cadáver de Langley fue encontrado enterrado en una pila de periódicos. Tras la investigación se descubrió que este, sin querer, había accionado una de las trampas siendo aprisionado por miles de periódicos y libros. Su hermano, ya ciego y casi paralizado, se hambreó hasta la muerte.

Si bien nunca se supo de donde obtuvieron los órganos humanos que coleccionaban la cantidad de material quirúrgico en su departamento trajo macabras sospechas a la policía. Al día de hoy continua siendo un misterio.

 

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